
¿Cómo van? ¿Cómo vamos?
Yo sé que hay una inmensa tentación en cambiar la o las metas cuando nuestro plan no ha funcionado, pero en la metodología “hazlosencillo” siempre decimos se puede, se debe cambiar el plan, pero no la meta.
Yo sé que hay una inmensa tentación en cambiar la o las metas cuando nuestro plan no ha funcionado, pero en la metodología “hazlosencillo” siempre decimos se puede, se debe cambiar el plan, pero no la meta.
Los temas de Diversidad, Equidad e Inclusión (“DEI”) deberían ser el pan nuestro de cada día en todas las empresas y organizaciones del mundo. Lamentablemente todavía estamos en pañales para incorporar políticas, herramientas y prácticas en estas materias.
Estamos terminando de celebrar la tradicional fecha del 2 de febrero, que es el día de la Candelaria, una fiesta llena de sincretismo, entre las tradiciones judías, las católicas y las indígenas. La fecha que en el caso mexicano se celebra comiendo tamales, da título a mi artículo de esta semana.
Washington, la capital de los Estados Unidos de América, ha dejado atrás sus peores días, o todo mundo lo esperamos. El intento de golpe de Estado, la toma del Congreso, o lo que haya sido, quedará en la historia reciente de Estados Unidos como el momento más comprometido de su democracia, de la institucionalidad, y de su historia política de muchos, muchos años.
Viajé a Washington para sentir la transición de lo que fueron cuatro años de agravios, insultos, estupideces, fanfarronerías, berrinches, groserías, beneplácitos con los supremacistas blancos, malas decisiones para Estados Unidos y para el mundo, y muchas otras cosas, y el “regreso a la normalidad” del país económicamente más grande del planeta.