
Imagen: Cuartoscuro
¿Qué hay atrás y en frente de la Línea 12 del metro
La coyuntura provocada por el nuevo accidente en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México me obliga a escribir esta columna, porque yo al igual que millones de capitalinos, de millones de mexicanos, estoy de luto, estoy furioso e indignado.
Mis primeras palabras son para los familiares de los 25 fallecidos al momento. No basta un minuto de silencio, ni tampoco basta con que la bandera de México ondee a media asta por tres días en su honor. No es suficiente que el gobierno de la Ciudad de México “indemnice” a los familiares por los decesos. Lo que quiero, demando y EXIJO es justicia para cada una de las personas que murió y para sus respectivas familias. Que sus muertes no queden impunes. Y no nos estoy politizando, ni lucrando con sus muertes. Que cada una de las 25 personas muertas descansen en paz.
Un poco de historia y recapitulación. La Línea 12 del metro tiene 23 kilómetros con 722 metros de longitud, de los cuales 20 kilómetros con 278 metros están en servicios al público y va de Mixcoac, que es estación terminal y correspondencia con la línea 7, hasta Tláhuac que es estación terminal. En total la Línea tiene 20 estaciones y cuatro de ellas son de correspondencia (Mixcoac, Zapata, Ermita y Atlatilco) atravesando tres alcaldías de la Ciudad de México: Benito Juárez, Iztapalapa y Tláhuac, y sirve también a las alcaldías de Álvaro Obregón y Coyoacán por proximidad. Es decir, es una línea que sirve al sur de la ciudad.
La línea fue “inaugurada” el 30 de octubre del año 2012 con bombo y platillo, siendo su color distintivo el oro para celebrar el bicentenario del inicio de la independencia de México y del centenario también del inicio de la Revolución mexicana.

Imagen: Inauguración de la línea 12 del Metro, 2012 (Foto: Animal Político).
La línea 12 es la segunda línea del STC en emplear un sistema de rodadura férrea, ya que el resto de las estaciones utilizan neumáticos.
La línea y sus respectivas estaciones tienen varias modalidades: superficie, viaducto elevado, cajón subterráneo y túnel profundo. Hasta antes del hecho –que no llamaré accidente, porque no lo fue, sino es un hecho de corrupción–, contaba con 30 trenes, con siete vagones cada uno, es decir, un total de 210 unidades, que transportaban en promedio diario a 367 mil pasajeros. Todos los trenes son de manufactura española, hechos por la empresa CAF, Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles.
El servicio de la línea ha tenido que ser interrumpido en tres ocasiones, considerando la que estamos viviendo, la del 2014-2015 y una intermedia en 2017 entre el 19 de septiembre y el 29 de octubre, como producto del sismo de ese año entre las estaciones Tláhuac y Nopalera.
La línea desde su origen tiene problemas severos de diseño, planeación y construcción. Semanas antes de su inauguración, la línea tuvo, al estarse haciendo las pruebas con pasajeros a los que no se les cobraban los viajes, muestras de desgaste anormal en los rieles de diversas curvas del tramo elevado por lo que se tuvieron que hacer reparaciones mayores, reperfilado y sustitución a 900 metros del riel.

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No es mi intención aburrirlos con todos y cada uno de los momentos en los que esta línea ha tenido pequeños, medianos y grandes problemas por su construcción, su operación y su falta de mantenimiento.
La línea 12 del metro estaba presupuestada en 17,500 millones de pesos y su costo real, sin incluir todos los cientos de millones que han costado las reparaciones intermedias, fue de poco más de 26 mil millones de pesos. Es decir, 48% por encima de lo presupuestado originalmente. Por cierto, se tiene un contrato a 17 años para pagar los 30 trenes; esta cifra suma 30 mil millones de pesos.
Lo sucedido el 3 de mayo de este año no fue un accidente, es un acto de corrupción en el que murieron 25 personas y más de 80 personas fueron afectadas directamente, en diferentes grados. En él están involucradas muchas personas y muchas empresas. Por supuesto que se tienen que citar a las tres empresas del consorcio constructor: ICA, Carso y Alstom Mexicana; a las empresas que hicieron los cálculos estructurales, la empresa del ingeniero Riobóo (íntimo amigo del presidente) y Grupo Colinas de Buen; a CAF, la empresa que tiene los trenes en arrendamiento; a DB International, ILF Baratende, TUV Sud Rail, y a Hamburg Consult como certificadores de la obra; a Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles (CAF, en otro rol), Constructora de material rodantes e Impulsora Tlaxcalteca de Industrias como supervisores de la obra; a TOS, SGS y Systra como responsables de la auditoría y supervisión de obras del 2014-2016; obviamente a los directores generales del metro desde el 2012 a la fecha; a Marcelo Ebrard, quien fuera jefe de gobierno cuando se realizó la obra y que cuando hubo problemas huyó a Francia por un par de años; a Miguel Mancera; a los representantes sindicales formales y a la disidencia sindical; a Mario Delgado, actual presidente de Morena, quien autorizo los pagos en exceso por estas obras; a la actual jefa de Gobierno y obviamente a la actual directora del metro Florencia Serranía, quien ha mostrado una gran incapacidad para dirigir el metro.
Al presidente López Obrador lo escuché hablar –en muchas ocasiones– fuerte en contra del director general del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, e inclusive de Margarita Zavala, por su relación con la dueña de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, luego del trágico accidente conocido por todos. También lo recuerdo haciendo lo propio con el incidente del socavón en la carretera México-Cuernavaca, pero ahora critica a la prensa, a la oposición y a todos los que opinamos sobre este asesinato doloso, por querer politizar este acto, estas muertes, “pura politiquería electoral” dijo en una de sus aburridas y mal evaluadas (32% de la gente piensan que sirven para algo) mañaneras. No señor presidente, no es politiquería, exigimos justicia, y la verdad es que, si las investigaciones las van a realizar los fiscales a modo que hay a nivel federal y a nivel local, ya desde ahora las descalifico.

Imagen: Cuartoscuro
Rarísimo es que el gobierno de la Ciudad de México contrate a una destacada empresa Noruega, que tiene su origen en 1864, para hacer la auditoría del tema del homicidio doloso sucedido el pasado 3 de mayo. DNV (Det Norske Veritas) es una empresa especializada en el sector marítimo, del petróleo y gas (de hecho, está trabajando en Dos Bocas), energético, salud y automotriz. Pero de metros y trenes no tienen nada. Por cierto, en su página promueven las energías limpias y renovables, quizás es aquí donde deberían asesorar a este gobierno.
¿Por qué no pedir apoyo a las autoridades de la ciudad de Nueva York, de Londres, de Madrid, que han vivido casos realmente graves, inclusive de terrorismo? De Tokio, incluso hasta de Moscú.
A la jefa de Gobierno le indignó que le preguntaran sobre las implicaciones políticas de este hecho en una conferencia de prensa, pero a mí y espero que a ti tampoco se te haya olvidado de que fue ella la que autorizó, siendo delegada en Tlalpan, la ampliación de la obra del Colegio Rébsamen, en la que murieron 19 niños y siete adultos, como consecuencia del temblor del 19 de septiembre del 2017.
A la actual directora del metro, Florencia Serranía, y a la jefa de Gobierno, no les parecía –ni les parece– muy importante el mantenimiento del STC, ya que la posición de director de mantenimiento estuvo más de un año vacante y fueron sustituidos, según la disidencia sindical, más de 1500 empleados de confianza con alta especialidad por jóvenes sin experiencia y que se les denomina “el semillero” y que nadie tiene muy claro qué hacen, ni para qué los han contratado. En el 2020 subejerció más de 1,362 millones de pesos (8.7% del presupuesto total asignado al STC), como se puede ver en la Cuenta Pública del gobierno de la Ciudad de México, a pesar de que en los dos últimos años el presupuesto asignado al metro se ha contraído de forma importante (-23%). ¿No que primero los pobres?

Imagen: Florencia Serranía Soto, directora General del Sistema de Transporte Colectivo Metro (Foto: El Universal).
Entiendo perfectamente que el metro tuvo muchos menos ingresos en el 2020 como consecuencia de la pandemia, se dice que hasta el 60% menos y también muchísimos menos pasajeros; y yo me pregunto, ¿no hubiera sido una oportunidad maravillosa para entrarle fuerte al mantenimiento, limpieza profunda, rediseño de estaciones, ordenamiento, pintura, cambio de pisos, y un largo etcétera? El metro se ve y está muy cansado, se construyó en los años sesenta. Recientemente pasé por la avenida Zaragoza y es realmente deplorable cómo se ve la línea “A”.
Todos sabemos que los muertos no son importantes para este gobierno, todos los días desde principios de marzo del 2020 se han menospreciado los decesos por COVID, que ya suman prácticamente 220 mil reportados por la Secretaría de Salud, aunque todo mundo sabe, a partir de datos oficiales, que son más de 500 mil, que en los dos años de gobierno de Morena han muerto más personas que en los sexenios en Calderón y Peña, en el mismo período por homicidios dolosos; sólo en el 2020, a pesar de la pandemia, murieron más de 40 mil personas por inseguridad, más los 37,315 del 2019, con todo y el desplazamiento impresionante y aterrador del Ejército y la Marina, a través de la Guardia Nacional, por todo el país; cientos de muertos por no tener medicinas en los hospitales públicos, empezando con los niños con cáncer. ¿Qué son 25 muertos más para este gobierno? Un par de minutos en la mañanera y un acto “típico” de símbolos del presidente de tres días de izar la bandera a media asta.
La construcción de grandes obras de infraestructura siempre han sido grandes hoyos negros que se prestan a inmensos fraudes para las constructoras y para los gobernantes que las solicitan. Son muy importantes fuentes de financiamiento para las campañas políticas y esta obra curiosamente se inauguró en un año electoral, donde Marcelo Ebrard quiso ser el candidato por el PRD a la presidencia y que de una acostumbrada encuesta mal hecha, resultó ganador Andrés Manuel López Obrador y que a la postre perdiera en la elección con Peña Nieto por más de 4 millones de votos.

Imagen: Infobae
Entre el 2006 y el 2010, el secretario de Finanzas del gobierno de la Ciudad de México era Mario Delgado, fechas donde se inició la obra.
Estoy convencido de que lo sucedido el pasado 3 de mayo del 2021 en el metro de la Ciudad de México no fue un accidente, se tenían todos los elementos para pensar que algo así podría suceder y no se tomaron las medidas conducentes. La directora general del STC, Florencia Serranía, debe renunciar o mínimo pedir una licencia mientras se hacen las investigaciones correspondientes. Aunque no tengo la menor duda de que lo mejor sería que presentará su renuncia, o bien, que la jefa de Gobierno se la solicite.
Por: OCTAVIO AGUILAR |
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