
Imagen: O. Aguilar
48 horas detenido en Ucrania
Lo primero que debo decir es que soy 100% accountable por el incidente que voy a comentar y por el lado del gobierno ucraniano que, en su momento, tendrá que aparecer el propio.
Llegué a Ucrania, con mi novia, por eliminación. La verdad de los hechos es que yo tenía un boleto a Europa que había comprado prepandemia y tenía una ventana de 18 meses para no perderlo, así que lo extendí hasta donde pude y eso era iniciar el viaje a finales de octubre. Ya con boleto de mano para viajar dos semanas (del 29 de octubre al 13 de noviembre) fue cuando dijimos “¿a dónde vamos?”. Habíamos resuelto ir a un padrísimo viaje en auto por Italia, pero nos encontramos con la novedad que los mexicanos no podíamos viajar a Italia, y buscando un poco más nos dimos cuenta de que los mexicanos no podíamos viajar a muchos países de Europa, así que nos dimos a la tarea de ver a dónde sí podíamos ir.
La solución: “vayamos a países de Europa que no conozcamos”… y de esa lista también salieron algunos a los que no podíamos ir y resolvimos que la ruta Ucrania, Rumania y Bulgaria tenía lógica y sí podíamos ir. Así que nos dimos a la tarea de ver si tenía sentido y vimos que lo tenía.
El único escollo era que Ucrania pedía Visa para los mexicanos; mi pareja tiene pasaporte español y ella obviamente no la necesitaba. Vi que se tenía que hacer para conseguirla y me encontré con dos opciones: hacer un trámite a través de una página que prácticamente te aseguraba que la obtendrías y por ello cobraban USD$100.00 y tardaban 30 días en tenerte la respuesta, y la otra opción era hacerlo directamente por medio de la página del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, pagando USD$20.00 por el trámite lento y USD$30.00 por el trámite rápido, que garantiza respuesta en nueve días. La primera opción no era viable, porque no tenía 30 días y tampoco el trámite regular directo porque también tardaba un mes. Por eso hice el trámite rápido y debo decir que recibí la respuesta en el tiempo establecido, sólo que con respuesta negativa.

O. Aguilar – Kiev
He visitado 73 países y por razones obvias he tenido que hacer los trámites para obtener Visas de muchos países: Desde la URSS en su momento, Rusia más recientemente, la India en dos ocasiones, China, Canadá cuando nos la pedían, Perú, Brasil, otra veintena de países, y claro está, la de Estados Unidos de América. Y nunca se me había denegado ninguna. Evidentemente siempre hay una primera vez y tocó que fuera la de Ucrania.
Pero como no soy del tipo de gente que se da por vencido a la primera, entonces seguimos con el tema del viaje y compramos boletos de Madrid a Kiev, reservamos los hoteles en Ucrania, tanto en Kiev como en Lvov/Leópolis (misma ciudad con nombre ruso y nombre ucraniano) y volví a aplicar para la Visa, corrigiendo la cosas que decía la respuesta de por qué me habían negado la Visa: la fotografía no tiene un fondo blanco, en la solicitud no está claro que tiene que ser así, pero no me costaba trabajo enviarles una nueva fotografía, me pidieron que corrigiera un dato del pasaporte, y me decían que tenía que explicar de mejor manera las razones por las que viajaría a Ucrania.
Me imagino que estaban muy sorprendidos que un mexicano quisiera ir a Ucrania…

Además, te piden que demuestres que tienes dinero para estar los días que viajarás por Ucrania y que tengas un seguro de gastos médicos mayores para cubrir un accidente o incidente médico, por ahora con lo relacionado al COVID.
Reenvíe la solicitud y denegada por segunda vez. Ya no había problema con la fotografía, ni con el pasaporte, pero seguía habiendo dudas de la razón de mi viaje.
Así que me hice de paciencia y volví a enviar la solicitud con otros documentos. Ya había enviado las reservaciones de los hoteles en Ucrania; la reservación del hotel en Suceava, Rumania, que demostraba que el día 5 ya no estaría en Ucrania, y ahora enviaba mi vuelo de Sofía, Bulgaria a Madrid y el de Madrid a México, que demostraba que mi intención no era quedarme en Ucrania… otra vez negada.


Cuarto intento, más documentos escaneados. El formulario es muy limitado en términos de lo que se puede enviar y más de lo que se puede escribir. Yo quería explicar que yo entraría a Ucrania desde Madrid en un vuelo de Ryanair y que saldría por carretera de camino a Suceava en Rumania con un guía al que habíamos contratado, pero no había lugar para escribir esto.
El viaje se acercaba, 48 horas, así que me metí a Internet y en el mar de información había alguna que decía que se podía conseguir la Visa directamente en el aeropuerto de entrada, como sucede en muchos países del mundo. Cosa que luego me informaron fue cancelada en el 2019.
Sin Visa o con Visa denegada llegué al aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, hice mi check in para el vuelo entre Madrid y Kyiv-Borispol (tengo el pase abordar) y dice “TODO OK CR”, así que tranquilos volamos a Kiev, pensando que seguramente en el aeropuerto podría gestionar mi Visa enseñando todos los documentos que me habían solicitado en el trámite y algunos más.



Al momento de pasar migración, me dijeron que necesitaba la Visa, les explique la situación y me enviaron a lo que en Estados Unidos sería “secondary”, con un propio. Un joven atento y con relativo buen inglés me dijo que su capitán revisaría mi caso y para ello me pedía más información de la razón de mi viaje y que en dónde trabajaba. Me pidió mi tarjeta de presentación, le enseñé los documentos, inclusive llevaba impreso el formulario del trámite de la Visa y 20 minutos después me dijo que pasara con su jefe. Yo iluso todavía pensaba que esto se arreglaría rápidamente porque el joven de migración me dijo que así sería.
En la oficina del capitán, el joven me aseguró que su jefe me daría la resolución a mi caso en ucraniano y que él traduciría al inglés y que el “momento” sería grabado. Le dije que estaba de acuerdo y procedió con un tema de un minuto en el que me decía que había violado el artículo 8 de la ley “X” de migración, y que por ello sería deportado, y me pidió que firmará lo que era el dictamen o resolución, que sólo está en ucraniano. Obviamente lo firmé, lo que menos quería era tener más problemas.
Y me trasladaron a una sala de última espera del aeropuerto junto con otras 30 personas.
Como tenía acceso al Internet del aeropuerto, hablé con mi novia y le dije que siguiera con el viaje y que yo mientras vería qué podía hacer.


Me volví a meter a la página del Ministerio para el tema de mi Visa y qué creen, denegada, y junto con esta última denegación había una carta que me decía que si no estaba de acuerdo con la negación de la Visa podía escribir un correo o hablar a un teléfono. Debo decir que envíe el correo el pasado 1º de noviembre y aún no recibo respuesta, y que intenté hablar al teléfono una docena de veces y nunca me contestaron, sonaba y sonaba, pero no había respuesta.
También envíe correo a la Embajada de México en Ucrania para ver si me podían ayudar y la respuesta es casi irreal. Me puedo imaginar que nuestra Embajada en Ucrania no tiene mucho trabajo y, si lo tiene, creo que una de sus prioridades debería ser apoyar a los mexicanos que, por una u otra razón, estamos en Ucrania.
Ya sabiendo que mi Visa había sido negada de forma definitiva, estando ya detenido y que la Embajada mexicana no haría nada por mí, me di a la tarea de saber qué podía hacer para salir de Ucrania a la brevedad. Ellos no ganaban nada teniéndome retenido en la sala de espera y yo no ganaba nada estando ahí. Después de algunas dificultades, logré hablar con un atento joven de migración que me dijo que yo sería devuelto a Madrid el miércoles ‒yo llegué el lunes a medio día‒ en el mismo vuelo en el que había llegado, ya que era responsabilidad de la línea aérea regresarme al destino desde donde había llegado.


Propuse la posibilidad de comprar un boleto por mi cuenta y volar a Rumania, Turquía o donde fuese, inclusive a España. Pero me dijeron que eso no era posible. Por eso tuve que esperar hasta que Ryanair volviera a Kiev e hiciera el vuelo de regreso; el mismo que hice de venida.
Prácticamente 48 horas después de mi llegada a Kiev en Ucrania, fui acompañado por un policía ‒que no era una persona de migración‒ al avión de Ryanair, con destino a Madrid. Mi pasaporte retenido y yo sentado en el último lugar del avión.
Al llegar a Madrid tuve que esperar que llegarán agentes de la policía que escucharan al divertido señor de Ryanair ‒que se encargaba de entregar el vuelo y documentar al próximo‒ sobre mi situación. Vieron el papel que acompañaba mi pasaporte, vieron mi pasaporte y en tres minutos estaba yo caminando por el Aeropuerto de Barajas de camino al metro que me llevaría a mi hotel en Madrid.


Estar 48 horas en esa situación te hace sentir impotente, débil, hasta inseguro, pero por otro lado, te hace fuerte, seguro, te da paciencia, aprendes la lección y empiezas a conocer a tus compañeros.
Yo tuve la fortuna de platicar por varias horas con una chica médico, ecuatoriana, que ya ha vivido en Ucrania y, según me dijo, como muchos otros jóvenes ecuatorianos que aprendieron ruso en la época de Correa y que van a estudiar a la propia Rusia y a países que en su momento fueron parte del bloque socialista.
En la misma condición había una docena de estudiantes de medicina de la India y algunos más de otros países como Nepal y Pakistán.
Había varios rusos detenidos por razones políticas y a los cuáles obviamente no querían en el interior del país. Ucrania tiene una muy tensa relación con Rusia desde hace muchos años y ahora se ha agravado con el caso de la invasión rusa a Crimea, que es territorio ucraniano. En su momento, distintos dirigentes soviéticos enviaron a miles de familias rusas a vivir a Ucrania, por lo que hay un considerable porcentaje de ruso-ucranianos que son muy pro-Putin y pro-Rusia.

Y como yo, un chico israelí ortodoxo que haría un vuelo de conexión, pero tampoco tenía Visa, y algunos cuantos más de otras nacionalidades con los que no cruce palabra.
Es interesante la solidaridad humana en esta condición, la gente te regala algo que lleva de comida en su maleta, un dátil por aquí, un chocolate por allá. Te ofrecían la cobija que había dejado alguien que ya habían liberado o te invitaban a fumar a la sala diseñada para el tema.
Vi gente haciendo rezos a la Meca y el joven israelí rezando con devoción. A algunos de los jóvenes estudiantes de la India meditando u orando juntos, y todo mundo respetando el uno al otro.

Mi novia disfrutó de su tour por Chernóbil; Kiev le pareció una ciudad sosa y le gustó mucho la ciudad de Lvov/Leópolis.
Yo no puedo tener nada contra Ucrania, ni siquiera contra el gobierno ucraniano, sólo pienso que caí en manos de un burócrata de cuarta o, mejor dicho, de quinta. Para que no se enojen los del gobierno de cuarta que tenemos en México, y que él o ella provocó que yo no me pueda convertir en un buen embajador de Ucrania para hablar bien de ese país. Como si lo soy ahora de Rumania y Bulgaria, y de los cuáles les hablaré en próximas entregas.
Ambos países son muy poco conocidos para la mayor parte de la gente y debo decir que son dos joyas en muchos campos.
Por: OCTAVIO AGUILAR |
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